martes, diciembre 8

la gente aún sonrie,
desangrando siempre la última sonrisa...
Y en el final del todo me pregunto si vale la pena.
una sonrisa.
una pena.
mucha gente;
y detrás el decorado
Él se fué al subconsciente,
continuando el viaje de ese tren
desencontrado y cielos grises y pulmunes oxidados
y la Colonia de colores ingleses que paralizaban
a sus ojos en el punto más flexible de la agonia.
todavía, aún saturado,
el aroma de esos ojos
persisten sobre el reflejo de la tarde
y la noche empeñada en su risa de añoranza
inmuta el recuerdo